¿Nos echabas de menos? Volvemos con esta tercera entrega sobre el Museo del Ejército, esta vez para hablarte del recorrido histórico. Dos plantas por las que viajarás a través del tiempo para conocer la historia de Toledo, desde la Monarquía de los Reyes Católicos hasta el siglo XX, sin olvidarte de la esfera militar en todas sus facetas: desde las batallas propiamente dichas, a la organización del ejército, reclutamiento, formación y vida militar, cómo va evolucionando el armamento, las innovaciones científicas, figuras clave de nuestra historia… un recorrido muy completo a la vez que extenso.
Empezamos el recorrido por una de las largas galerías -H1– dispuestas alrededor del impresionante Patio de Carlos V (del que hablaremos en otra ocasión). Aquí te meterás de lleno en un largo periodo, de 1492 a 1700, en el que te moverás de los Austrias mayores a los tres menores con un breve apartado dedicado alos Reyes Católicos. Precisamente de esta sección destacan las piezas pertenecientes a Boabdil de las que hablábamos en el anterior artículo.
Además también encontramos un pendón que perteneció a la Santa Hermandad de Toledo de 1517.Este “cuerpo de policía rural” creado allá por el siglo XIII fue fundamental a la hora de proteger los territorios entre el río Tajo y el Guadiana, así como los dominios de las dos Coronas a partir del reinado de los Reyes Católicos.
el escudo este lo vemos en la ruta monumental. Te sale barato con nuestro pack:
El pendón que conserva el Museo del Ejército muestra una decoración de flechas doradas en alusión a los cuadrilleros, a los “agentes de policía”, los cuales utilizaban ballestas, así como en el centro aparece por un lado el escudo de los Reyes Católicos una vez hubieron conquistado Granada y por otro, el escudo de la Imperial ciudad de Toledo. Para ver el pendón tendrás que pasar al museo pero, si quieres conocer más sobre la Hermandad y ver sus mazmorras, corre a reservar tu ruta por el Toledo Subterráneo y te lo contamos con pelos y señales.
Tratando los aspectos mencionados anteriormente en cuanto a organización, reclutamiento, uniformidad, batallas, impacto social, cultural, etc, se hace una especial mención a los Tercios, formados entre 1534 y 1536 para proteger los dominios exteriores de la Corona, tanto en el Mediterráneo como en Italia y Flandes, variando su estructura y número a lo largo del siglo XVI y XVII.
Además, avanzando por la larga galería entre cuadros, banderas y armas blancas y de fuego, encontré tres piezas que llamaron especialmente mi atención:
La sala H2 trata la Monarquía Ilustrada de 1700 a 1788. A través de distintos cuadros que representan a la nueva casa de Borbón se puede apreciar ese cambio por el gusto francés, así como se va tratando la reorganización de la estructura militar con todo lo que conlleva. De este modo, los Reales Ejércitosestarán formados por tres grupos –Tropas de la Casa Real, Tropas de Continuo Servicio y Milicias Provinciales– además de crearse los Cuerpos de Artillería e Ingenieros y el Ejército de Ultramar con recursos, tanto materiales como humanos, de América. Se construirán cuarteles para “aliviar a los pueblos del gran peso que les causa el alojamiento de los soldados en sus propias casas” según palabras de Felipe V, escuelas y academias, además de fuertes siguiendo los sistemas de fortificación Vauban.
En este punto tenemos que destacar la Maqueta Vauban. Porque sí, aparte de miniaturas, el Museo del Ejército cuenta también con maquetas destacadas que puede llamar la atención de los más peques.(Por cierto, si en tu visita a Toledo vienes con niños, te recomendamos leer este artículo) Proceden en su mayoría del Museo de Ingenieros, muchas son de finales del siglo XIX y se utilizaban para que cadetes de distintas academias militares completaran su formación cuando visitaban el mencionado museo. ¿Qué tipo de maquetas nos encontramos? Desde batallas, edificios y fortificaciones costeras a obras de ingeniería.
La joya de estas piezas es, sin duda, la mencionada Maqueta Vauban perteneciente al Gabinete de Antigüedades de Felipe V. De finales del siglo XVII, esta inmensa maqueta hecha con una base de ébano y figuras y edificios de bronce, plata sobredorada y esmalte, nos presenta básicamente un tratado de fortificación y de tácticas militares. Consiste en una plaza que reproduce distintos sistemas de fortificación diseñados por varios ingenieros militares europeos desde mediados del siglo XVI a finales del siglo XVII. De todos ellos cabe destacar a Sébastien Le Prestre, Marqués de Vauban (1633–1707), ingeniero militar del Rey Sol Luis XIV, cuyo trabajo se centró en la búsqueda del sistema defensivo ideal y que se materializó en doce fortalezas al norte, sur, este y oeste de Francia.
Siguiendo los planteamientos de Le Prestre y de otros ingenieros antes de él, la maqueta Vauban está planteada en planta poligonal, de tal manera que se evitaban ángulos muertos y puntos ciegos en la defensa y el ataque. Y no solo tengamos en cuenta la estructura en sí sino también las miniaturas. Más de 3.300 figuras de varios tamaños que nos muestran la vida de ese lugar (como escenas urbanas en un día de mercado) así como los atacantes y defensores: artilleros, zapadores y minadores, o caballería.
Una obra sin duda con un alto contenido didáctico pero que, sobre todo, destacamos por el trabajo que conlleva detrás. Un trabajo conjunto de orfebres y artesanos (detente todo lo que necesites en apreciar los detalles, los cuales son muchos y muy minuciosos) además de los necesarios consejos de alguien con un alto conocimiento en arquitectura e ingeniería militar.
A partir del siglo XIX y siglo XX el Museo del Ejército desarrolla a lo largo de cuatro grandes salas -H3, H4, H5 y H6- esos años convulsos en los que hubo guerras tanto en el territorio peninsular como en el exterior, incidiendo en batallas concretas de la Guerra de Independencia o de la Guerra de África, entre otras; por supuesto se explica detalladamente la evolución del armamento, uniformes y todo lo que conlleva la vida militar durante esos dos siglos. Encontramos por ejemplo objetos científicos y el uniforme de rayadillo de Ultramar del Capitán Médico Ramón y Cajal; y sobre todo se destacan figuras que participaron en los eventos políticos y militares de la época tanto con cuadros como con otras piezas interesantes:
O’Donnell de hecho está retratado en el centro de la composición, sobre su caballo, con una actitud contenida pero triunfante ya que a sus pies yace un marroquí muerto. Si bien, con este detalle Sans i Cabot no llega al dramatismo que Goya o un coetáneo como Gisbert dieron a sus respectivos Fusilamientos, sí que consigue su objetivo de glorificar a O’Donnell como el héroe victorioso junto a su ejército.
La segunda obra de Fortuny destaca más al General Prim enarbolando la bandera del Batallón de Córdoba nº10 durante el primer choque de la mencionada batalla contra los marroquíes. La importancia de esta obra radica, sobre todo, en la figura de los reporteros de guerra, ya que Mariano Fortuny fue enviado a Marruecos para ilustrar las campañas militares españolas.
Podría seguir escribiendo y escribiendo sobre las miles de piezas que tiene este recorrido del Alcázar pero a partir de aquí te dejamos que bucees en los siglos de historia que tenemos detrás para que tú mismo las encuentres.
FUENTES: