Puerta de Alfonso VI
Esta puerta, que fue conocida antiguamente como Postigo de la Granja, es un testimonio vivo de dos épocas constructivas: la islámica y la mudéjar.
La parte más antigua de la puerta, que se puede apreciar desde el exterior, fue construida en el año 1009, durante la época califal. Es la única puerta que ha llegado hasta nuestros días conservando su estructura islámica en un estado relativamente bueno.
Al abrir la puerta, te encontrarás con un impresionante arco de herradura enmarcado en un alfiz y reforzado por un sólido dintel de piedra. Este arco es una réplica exacta de las puertas cordobesas de los siglos IX y X.
A partir de la línea del alfiz, los sillares dan paso a la mampostería encintada y al ladrillo, representando la reforma mudéjar. Esta reforma creó una nueva fachada exterior que cuenta con tres arcos de ladrillo y una galería de ventanas.
Detrás de estas ventanas se encuentra la buharda, desde donde, a través de una apertura oculta detrás del arco mudéjar central, se podían arrojar objetos para impedir el avance del enemigo.
La Puerta de Alfonso VI estuvo tapiada hasta 1905, y su cierre parece haber ocurrido antes de 1560. Solo se abrió temporalmente para celebrar la llegada de la reina Isabel de Valois en un torneo en la explanada de Merchán.
Con el tiempo, la acumulación de tierra en la calle de Alfonso VI convirtió la puerta en una especie de muro de contención, elevando gradualmente el nivel interior hasta alcanzar los arranques del arco.
No fue hasta 1905 que la Comisión de Monumentos, bajo la dirección del pintor Ricardo Arredondo, decidió abrir la Puerta Vieja nuevamente.