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17 de marzo de 2022El Alcázar de Toledo, su esencia en 3 claves (Actualizado diciembre 2022)
El Alcázar de Toledo es, junto con la Catedral, el edificio más importante de nuestra ciudad, y también, por qué no decirlo, uno de los más difíciles de explicar en una visita guiada por Toledo.
Su historia es tan vasta que, fácilmente, se podrían pasar horas hablando de este imponente edificio, por lo que se debe hacer un gran esfuerzo para condensar cientos de años de historia en unas pocas frases que ayuden a capturar su cargada esencia. Precisamente, en el Free Tour Toledo Esencial te contamos lo más importante de él. Aún así, si estás interesado en profundizar más en este basto edificio, la mejor obra que se ha escrito hasta el día de hoy se llama precisamente así, Historia del Alcázar de Toledo , publicada en el lejano 1889 y escrita por los historiadores y militares Francisco Martín Arrúe y Eugenio de Olavarría y Huarte.
Si en tiempos recientes no se ha escrito ninguna otra obra de envergadura es debido a que, a mi parecer, no se le ha prestado a este eterno monumento la atención que merece.
Con esto no queremos asustarte. Es sin duda uno de los lugares que visitar en Toledo que no puedes perderte.
¿Quieres conocer ya su historia? Continúa leyendo. Debajo de estas líneas encontrarás las claves para entender por qué lo recomendamos como una de las cosas que hacer en Toledo.
El Alcázar de Toledo. Su esencia en 3 claves
- Un edificio con mucha historia (Actualizado diciembre 2022)
- El Alcázar de Toledo como museo (Actualizado diciembre 2022)
- ¿Merece la pena visitar el Museo del Ejercito? (Actualizado diciembre de 2022)
- El laberinto del Alcázar (Actualizado diciembre 2022)
- Los orígenes del Museo del Ejercito (Actualizado diciembre 2022)
- Video resumen Alcázar de Toledo
Un edificio con mucha historia (Actualizado diciembre 2022)
Por mucho que en esta ciudad se diga que aquí hubo un pretorio romano y después un palacio visigodo, no hay pruebas suficientes para demostrar que el Alcázar sea anterior a la época islámica. No es más que una hipótesis que algunos confunden con un hecho probado, algo, por otro lado, harto frecuente en nuestra ciudad, por lo que elige bien con quien haces tu tour guiado por Toledo
En realidad, no fue hasta el siglo IX cuando se construyó el primer alcázar del que tenemos constancia,que originalmente sería de tapial, aunque con el paso del tiempo y tras sucesivas revueltas, se iría transformando en uno de piedra. La llamada puerta Omeya, datada en el siglo X, es muestra de ello.
En su origen, el alcázar que levantaron los árabes tenía una función únicamente militar, sirviendo como residencia al gobernador y a la guarnición militar de la ciudad. En el siglo XI, los reyes taifas levantaron otros alcázares, llamados al-Mukarram ("palacio reverenciado") o palacios de Galiana. Les sirvieron de fastuosa residencia hasta la caída de la ciudad en manos del rey cristiano Alfonso VI en 1085.
De manera paralela, los reyes medievales fueron mejorando el alcázar que hoy conocemos como tal con el fin de habitarlo cuando estuviesen en Toledo. De estas reformas destacaron las que se hicieron en época de Alfonso X, de Pedro I y de los Reyes Católicos. Finalmente, los palacios que habían sido residencia de los reyes musulmanes de Toledo quedaron relegados al olvido. Fueron sepultados bajo el convento de Santa Fe, situado junto al paseo del Miradero. Actualmente un espacio museístico que te sorprenderá por la riqueza de la sala del alfarje o la qubba. Para conocerlo más de cerca y con todo lujo de detalles, te dejamos una opción de ruta turística para descubrir sus secretos.
Para el siglo XVI el Alcázar presentaba un aspecto medieval, irregular y desordenado con torres de distintas alturas. En 1537, el rey Carlos I de España ordenó su remodelación. Participaron destacados arquitectos de la época como Alonso de Covarrubias, Enrique Egas y Juan de Herrera, entre otros. Las obras finalizaron hacia 1620, en un momento en que Toledo ya no era la residencia de la corte. En 1561 ésta se había trasladado a Madrid. Dos épocas, el siglo XVI y XVII, que analizamos bien en este tour nocturno por Toledo Por tanto, la asociación de este edificio con el rey Carlos I es cuanto menos cuestionable. Cierto que temporalmente lo habitó. Pero el anterior alcázar, el medieval, heredado de la dinastía Trastámara. Fue Felipe IV el último rey que ocasionalmente habitó en el Alcázar de Toledo.
A partir de ahí la cosa fue de mal en peor. A lo largo del siglo XVII se utilizó como prisión, cuartel de caballería y residencia de reinas viudas. Después vendrán cuatro destrucciones y cuatro reconstrucciones. Sí, has leído bien: el Alcázar de Toledo ha sufrido graves daños en cuatro ocasiones a lo largo de su agitada historia.
La primera destrucción ocurrió en 1710. Desencadenada la guerra de Sucesión, tropas austríacas y portuguesas se acuartelaron en el Alcázar en septiembre de 1710. Al verse obligados a abandonar la ciudad le prendieron fuego el 29 de noviembre. Se salvó del incendio solamente el cuarto bajo del rey, la capilla, las cuatro torres, los muros y poco más. Durante varias décadas estuvo abandonado hasta que en 1773 fue reconstruido por el arquitecto Ventura Rodríguez. Siguió la iniciativa del cardenal Lorenzana quien creó un hospicio llamado Real Casa de Caridad. Éste incluía una fábrica con la que dar trabajo a los más desfavorecidos.
Pocos años después la fortaleza volvió a incendiarse, esta vez durante la guerra de Independencia. En la tarde del día 31 de enero de 1810, se inició un incendio tras haber salido del Alcázar las tropas francesas. No pudo ser sofocado y dejó el palacio reducido al mismo estado en que lo había encontrado Lorenzana el siglo anterior. Durante algunos años más, el edificio siguió funcionando como Casa de Caridad. Luego pasó a manos del Ejército con el fin de alojar el Colegio General Militar. Dado que el edificio necesitaba una reforma generalizada, dicho colegio se situó en el hospital de Santa Cruz. Un edificio cercano al punto de encuentro de todas nuestras rutas guiadas por Toledo. En 1878 se finalizaron las obras de reconstrucción del Alcázar.
Lamentablemente, nueve años después un pavoroso incendio volvió a convertirlo en una ruina. Unos veinte años más tarde el edificio volvía de nuevo a estar en funcionamiento como Academia de Infantería. Así se mantuvo hasta 1936 cuando sufrió la peor destrucción de toda su historia.
La historia del asedio al Alcázar de Toledo durante la Guerra Civil ha sido contada un millón de veces. Hasta el punto de devenir en mito. El 18 de julio de 1936 comenzaba el levantamiento militar contra el Gobierno del Frente Popular de la Segunda República. Dio inicio a un conflicto que se alargó tres años. Pocos días después se cerraban las puertas del Alcázar con 1.800 personas en el interior. Guardias civiles y militares con sus familias además de algunos civiles que temían por sus vidas. El Gobierno comenzó un asedio que duró 70 días. Por todos los medios posibles intentaron acabar con la resistencia en el Alcázar. Hubo un bombardeo continuado con artillería y aviación. Los asediados temían que si se rendían todos serían fusilados por lo que aguantaron todo lo que les echaron mientras el edificio se desmoronaba.
Dos meses después de comenzado el asedio el Alcázar no se rendía. Así el Gobierno puso toda la carne en el asador. El 18 de septiembre las fuerzas asaltantes dinamitaron en el torreón suroeste del Alcázar dos minas de 2.500 kg de TNT cada una. La explosión se pudo escuchar a 30 km de distancia. Esa parte del edificio quedó prácticamente toda destruida como bien saben los que nos han acompañado en el Free Tour Toledo Esencial. Aun con la explosión y los destrozos ocasionados, los asediados consiguieron seguir resistiendo hasta que el 27 de septiembre fueron liberados. Lo verdaderamente increíble es que solamente muriesen 93 personas durante el asedio.
De esta manera tan lamentable, Toledo volvía a entrar en la Historia tras varios siglos de olvido. El objetivo primordial de los sublevados era la toma de Madrid, donde residía el Gobierno de la República. Sin embargo, en una de las decisiones más controvertidas de la Guerra Civil, el general Franco decide desviarse hacia Toledo para romper el cerco sobre el Alcázar y así liberar a los asediados. No se sabe a ciencia cierta por qué Franco hizo esto. Toledo no era un objetivo militar prioritario.
La liberación del Alcázar pospuso la toma de Madrid. Esto facilitó la organización de su defensa por parte del general republicano Vicente Rojo y llevó a que el conflicto se alargase de unos pocos meses a tres años. No hay que olvidar los motivos personales. Franco había cursado como cadete en la Academia de Toledo casi treinta años antes. Lo más probable es que subestimase la capacidad de defensa de Madrid y creyese que la capital caería fácilmente después de Toledo. No fue así. Durante décadas el asedio al Alcázar fue el mito franquista por excelencia. De hecho, algunos todavía así lo siguen considerando. Ya sea para exaltarlo o para denostarlo.
Terminada la Guerra Civil, se pensó en mantener las ruinas del Alcázar tal y como habían quedado. En 1941 se cambió de idea y se ordenó su reconstrucción, que corrió a cargo del Patronato de Regiones Devastadas. Hasta 1965 no se terminarían los trabajos y el edificio se destinó al museo del asedio y mausoleo de los asediados.
El Alcázar de Toledo como museo (Actualizado diciembre 2022)
Como has podido leer más arriba, se trata de un monumento complejo que no se corresponde con las expectativas de muchos de los que nos acompañan en nuestras visitas guiadas por Toledo. Ni cuenta con la ornamentación recargada del Alcázar de Segovia ni existe ya el antiguo Museo del Asedio. Hay que reconocerlo, nuestro Alcázar es más bien austero. Y aquel museo que muchos nos recuerdan en el mencionado Free Tour Toledo Esencial echó el cierre en 2002. No hay ni rastro de la famosa grabación de la llamada al Coronel Moscardó ni los sótanos empleados como enfermería y lugar donde refugiarse.
Desde el 2010 el Alcázar de Toledo alberga el Museo del Ejército. Doce años antes, el Presidente del Gobierno José María Aznar ya decidió el traslado del mismo desde Madrid aduciendo que el Salón de Reinos del antiguo Palacio del Buen Retiro le venía mejor al Museo del Prado para su ampliación. En Toledo también tuvieron que hacer una ampliación del Alcázar ya que la biblioteca regional de Castilla la Mancha ocupaba buena parte del edificio desde finales de los años ochenta. El ministro de Defensa por entonces cedió el imponente monumento al gobierno regional para su uso cultural argumentando que el Alcázar estaba infrautilizado.
La ampliación llevada a cabo en Toledo es, a día de hoy, el acceso al Museo del Ejército. El problema era que donde hoy vemos un edificio antes había una colina que hubo que vaciar. En ello se emplearon los doce años desde que se decidió el traslado. Aparecieron abundantes restos arqueológicos como considerables muros de la alcazaba árabe. O algunos otros son impactantes como la base del llamado Bastión Trastámara. Una enorme torre albarrana que existió aquí hasta el siglo XVI.
¿Merece la pena visitar el Museo del Ejercito? (Actualizado diciembre de 2022)
Por supuesto que sí. Lo primero a tener en cuenta: es imposible disociar el Alcázar como tal del museo. Así que por un lado, no vamos a engañarte, el museo podría ser mejor y más moderno pues resulta laberíntico y caótico. De hecho es una buena metáfora de la historia de nuestro país. Aunque si lo buscas en Google tiene una puntuación media de 4,5 sobre 5. Esto quiere decir que le gusta a casi todo el mundo que lo visita.
Por otra parte, si no te interesa la historia militar, ni las armas ni las guerras, merece la pena entrar aunque sea solamente para disfrutar de la fachada de Covarrubias, de las vistas y lo más impactante, el patio. Creemos que existen pocos lugares en España en los que uno sienta tanto el peso de la historia como el patio del Alcázar de Toledo. Aunque de todo esto ya hablaremos largo y tendido.
Una cosa hay que reconocer. Si bien el museo tiene muchísimos años de historia a sus espaldas, el 2022 no ha sido su año. En junio la planta sexta sufría un incendio por un problema con el cuadro eléctrico de la sala de climatización. A principios de noviembre otro pequeño incendio, esta vez por una freidora del restaurante, hacía desalojar el edificio. En ningún caso hubo heridos. Pero especialmente por el incendio de verano, el Museo del Ejército decidió cerrar la mayoría de las salas expositivas “por obras”, como anuncia su web oficial. Esperemos que aparte de reparar los daños causados ya de paso modernicen el recorrido museístico.
El laberinto del Alcázar (Actualizado diciembre 2022)
Hasta que el Museo del Ejército no vuelva a abrir sus puertas completamente y comprobemos los cambios realizados en el discurso expositivo, te ayudamos a moverte por él como Pedro por su casa y en este enlace puedes ver algunas de las piezas clave.
Cuando accedes para comprar la entrada y te dan el mapa piensas “ay dios donde me he metido”. Un plano con varias plantas, colores, flechas por doquier… Pero no hay que asustarse, solo fijarse detenidamente ya que tiene su lógica.
El museo se divide en tres recorridos:
- El temático (planta T1 y T2) en el cual se exponen piezas en relación a los orígenes del museo, la uniformidad del Ejército español, miniaturas, banderas, evolución de armas, patrimonio etnográfico o condecoraciones. También se muestran colecciones particulares como la de la Casa Ducal de Medinaceli, legada al Museo en 1957, o el Museo de Romero Ortiz.
- El histórico (planta H1 y H2). A lo largo de estas dos plantas se hace hincapié en la evolución de nuestra historia desde la Monarquía de los Reyes Católicos hasta casi la actualidad. Por supuesto, no te olvides de que te encuentras en el Museo del Ejército. Se centra básicamente en la esfera militar. Es decir la organización del ejército, los distintos tipos de soldados y oficiales con sus uniformes a lo largo de seis siglos, aquellos hechos bélicos más destacados, su impacto en la sociedad, aportaciones científicas, entre otras cuestiones.
- El recorrido Alcázar: está repartido entre todas las plantas del museo. Se trata de aquellos espacios históricos del edificio como el mencionado Patio de Carlos V o la fachada de Covarrubias. Además de la Capilla Imperial, el despacho del Coronel Moscardó, la cripta, los miradores exteriores, caballerizas, la Puerta Omeya. Sin olvidar otros espacios menores como aljibes, cisternas y escaleras de caracol.
No está dentro de esos tres recorridos pero cuenta también con lo que verás en el edificio nuevo de entrada. Por un lado otra sala de exposición permanente en la que se trata el arte de la guerra desde los pueblos íberos y celtíberos hasta la Edad Media, con evolución de armas, tácticas de combate u organización de ejércitos. Por otro, la sala de exposiciones temporales en las que se ha homenajeado por ejemplo a la Guardia Civil por su 175 aniversario de creación o a la Legión por sus 100 años. Se han recordado personajes como O’Donnell en la Guerra de África o a Galdós tratando la Guerra de Independencia a través de los Episodios Nacionales. Tampoco hay que olvidarse de los restos arqueológicos de aquellos edificios anteriores al palacio renacentista de Carlos V. Restos que van desde una simple cisterna romana hasta muros de época islámica y bajomedievales como el torreón Trastámara. Pruebas de la larga trayectoria histórica de este edificio y de la que te hemos hablado más arriba.
Dicho esto, ya estás listo para adentrarte en el Museo del Ejército aunque sea de forma virtual. Siempre animamos a conocer los monumentos in situ de la mano de profesionales con distintas rutas por Toledo. Como a día de hoy (diciembre 2022) es imposible acceder al Museo del Ejército y verlo al completo, en otra entrega hablaremos de las piezas clave que atesora. Lo más destacado y llamativo que hemos encontrado en nuestras frecuentes visitas al museo antes de su cierre. Una tarea, si se nos permite decirlo, titánica. Esperamos que te ayude en tu visita virtual y por supuesto cuando lo reabran.
Los orígenes del Museo del Ejercito (Actualizado diciembre 2022)
Esta compleja institución expone cientos y cientos de piezas que hacen que su visita se alargue, perfectamente, a las seis horas que permanece abierto de martes a domingo. Coleccionar tantas armas, uniformes, banderas, miniaturas, etc, no se hace de un día para otro tampoco. El Museo del Ejército cuenta con una larga historia que aquí te resumimos.
Su origen se encuentra en el siglo XIX. Concretamente en 1803 cuando se crea el Real Museo Militar, uno de los museos españoles más antiguos. Sobre todo su objetivo era didáctico. Para ayudar en la formación de soldados de distintas academias.
Sus fondos provenían
- del Casón del Buen Retiro, la actual biblioteca del Museo del Prado.
- de un pequeño museo creado en 1788 con planos en relieve y maquetas de poblaciones y campiñas.
- de la colección reunida en 1756 por el Marqués de Montalembert.
- de otros modelos, armas, memorias y objetos propios del museo que había en distintas fábricas, maestranzas, almacenes, archivos y demás dependencias de Artillería e Ingenieros.
Precisamente en 1827 el Real Museo Militar se divide en estas dos secciones: el Museo de Artillería y el Museo de Ingenieros, con organización y funcionamiento propios. Además, a lo largo del siglo XIX y principios del XX también se irán creando otros pequeños museos que trataban aspectos concretos del mundo militar como el Museo de Infantería, el de Caballería o Intendencia. No fue hasta 1932 cuando todos los museos se unieron en uno solo: el Museo Histórico Militar. Éste poseía una organización similar a la que tenía en el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro tras la Guerra Civil. Fue en 1940 cuando oficialmente se le cambió el nombre al Museo del Ejército.
Éste no siempre estuvo en el Salón de Reinos, destacado por su importantísimo conjunto pictórico por cierto. Desde su creación el Real Museo Militar estuvo en el Palacio de Monteleón, un palacio de principios del siglo XVI perteneciente a los descendientes de nada menos Hernán Cortés, los Marqueses del Valle de Terranova. Fue destruido en 1808 durante la Guerra de Independencia y a partir de entonces las colecciones se dispersaron por distintas sedes. Principalmente, en 1841 el ya independiente Museo de Artillería pasó al Palacio de Buenavista, mandado construir en el siglo XVIII por la Duquesa de Alba y su marido el Marqués de Villafranca. Por cierto que el matrimonio no llegó a ver el palacio ni concluido ni lo habitaron. De aquí pasaría al Buen Retiro para finalmente ser trasladado al Alcázar de Toledo.